Historias de crianza: Parecía fácil por Mis pies zambos

«Parecía fácil, pero qué sabía yo en realidad.
Nada. No sabía nada.
La maternidad es eso.
Y así, sin saber nada pero creyendo saber todo, la empecé.
Menuda lección de vida ya desde el principio. Que, a veces, no es tan fácil como te dicen.
Que tú puedes querer y desear, pero no siempre llega. Y aunque llegue, no siempre llega cuando tú crees.
A veces se hace esperar.
El mejor regalo.
Dos años después, llegó.
Me sentí madre ya desde el principio.
A veces, mis ilusiones quedaban aplastadas por lo que podía pasar, o por lo que podía que no llegase a ser.
Entonces me plantaba en el miedo.
Y así, entre el miedo y la ilusión, fui entrando de lleno.
No fue fácil, pero tampoco lo recuerdo como algo difícil. Creo que me dejé llevar… con el primero. Con el segundo, los primeros años fueron supervivencia.
Hoy tienen 5 y 7 años.
Cuando llegó mi segunda maternidad, tan deseada como la primera, yo estaba más cansada. Esa es la diferencia. Tenía menos tiempo y más cansancio.
Él no nos hizo esperar, vino enseguida.
Y llegó en una oleada de preocupación, pero que, afortunadamente, se quedó sólo en eso.
Si tengo mal recuerdo de ese embarazo no es por menos amor, sino por mucho más.
Más miedo.
Primero a que él no naciera bien. Y, después, a que fuera mi otro hijo quien no lo estuviera.

Los pies zambos de mi hijo me han marcado, me han llenado de un profundo y desgarrador aprendizaje… 

Viví esos meses de embarazo en una angustia constante.
Los pies zambos de mi hijo me han marcado, me han llenado de un profundo y desgarrador aprendizaje… Pero nunca he sentido tanto miedo como con las convulsiones febriles que padeció.
Cuatro. Fueron cuatro las que vivimos, y todas en la última mitad de embarazo. Sin avisar. Así venían, de repente.
Y sentir que tu hijo se puede morir en tus brazos y tú no puedes hacer nada.
Esos han sido los minutos más eternos que he vivido nunca.
La maternidad es eso, amar hasta lo más profundo y por encima de ti.
Sufrir por un ser, y sufrir por el otro… olvidándote incluso de ti misma.
Respirar su aire como si fuera ellos, aún no siéndolo, e intentar controlar que todo esté bien para que ellos estén bien.

He dado muchas veces gracias a la vida por tenerlos junto a mí, y porque lo sigan estando.
He pasado miedo muchas veces, y sé que seguiré sintiéndolo muchas otras.
Son mi mayor tesoro.
Mis hijos. Los dos.
Sin diferencias aún con sus diferencias.
Un amor multiplicado hasta lo inconcebible. Nunca imaginé que se podía querer tanto, por encima incluso de mí.
Y así es la maternidad, tan intensa en todos los sentidos que te supera emocionalmente muchas veces.

No me cuidé.
Han tenido que crecer mis hijos para empezar a cuidarme, para empezar a querer volver a ser yo.
Y entonces me he encontrado con que no soy la misma.
¿Dónde quedó la de antes?

Algo de ella hay todavía en mí, pero me ha costado encontrarme.
Ahora sé que la maternidad no me ha cambiado por completo, sólo ha puesto en orden mis prioridades, y puesto enfrente de mí a dos personitas que hacen que saque la fuerza que no sabía que tenía.
Soy mejor.
Mejor persona.
Aunque quizás haya quien piense que no soy tan divertida, ni tan social, ni tan mil cosas que fui.
Pero soy más feliz, más consciente y más plena en mi día a día.
Soy capaz de abrazar hasta el infinito, de pelear su sitio en el mundo y, a la vez, desbordarme y derrumbarme.

Y es que sigo siendo una persona.

Esta soy yo.
No era esta la imagen que tenía de mí misma como madre, antes de ser madre.
En aquellos sueños era mejor.
O me parece que era mejor, aunque, si soy sincera conmigo misma… A veces creo que lo estoy haciendo bien. Otras dudo.
Y ahora, por fin y después de sus primeros años, me esfuerzo en ser la mejor madre no sólo para ellos, sino también para mí.

Y es que sigo siendo una persona.
Me olvidé de que ellos tienen unas necesidades y yo otras.
Me olvidé de mis necesidades, sentimientos, frustraciones, aficiones y deseos…
Ahora estoy en ese momento. Con cinco y siete años de maternidad y de aprendizaje.
Felices, intensos, duros y maravillosos.
Y si viene un toro, me pongo delante.
Y si llueve, saco el paraguas.
Que al fin a cabo, mi vida es esto. Amor y aprendizaje desde la parte más profunda de mí misma: mis hijos».

Fdo: Tere G. Buetas de Mis pies zambos

 

Autor entrada: Mónica

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1 thoughts on “Historias de crianza: Parecía fácil por Mis pies zambos

    Maria

    (29 octubre, 2019 -7:52 pm)

    Creo, no estoy segura que eres una madre maravillosa

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