En nuestra sociedad, nuestra cultura, no se habla de la muerte con naturalidad como parte del proceso vital que es porque es un tema que incomoda. El suicidio por su parte, resulta ser una palabra tabú porque va en contra del instinto de supervivencia más fuerte que hay: la vida. Nos cuesta procesar que alguien llegue a la determinación de acabar con ella, por ello lo ocultamos, lo silenciamos. Sin embargo HAY QUE HABLAR sobre el suicidio, con todas sus letras.
Ese silencio hace que por un lado, los supervivientes no integren bien las emociones y la realidad al no hablar de ello. Si no lo comparten les va a costar recibir un apoyo necesario para conseguir un duelo bien elaborado que no es fácil, ni rápido, que hay que pasar y que no admite atajos. Por otro lado, esa falta de información que el silencio ocasiona, hace que se perpetúen falsas creencias y mitos alrededor de este hecho.
Estos son los más extendidos:
El suicida está decidido a morir
Suelen tener sentimientos ambivalentes sobre la vida o la muerte. De hecho pueden actuar impulsivamente, tardar en morir y durante ese tiempo reflexionar y preferir no haberlo hecho. El acceso al apoyo emocional en el momento propicio puede prevenirlo.
Quien haya sido suicida una vez nunca dejará de serlo
El mayor riesgo de suicidio suele ser a corto plazo y específico según la situación aunque los pensamientos suicidas pueden regresar. No son permanentes y quien haya tenido pensamientos e intentos suicidas puede llevar después una larga vida.
El suicidio es hereditario
Si en algunas familias ha habido más de un suicidio enseguida se piensa que puede ser hereditario. Este pensamiento repercute negativamente en los supervivientes por el temor a que otros miembros de la familia puedan hacer lo mismo. En la actualidad no hay estudios que avalen la existencia de un determinismo genético. Lo que sí se puede heredar es una predisposición a padecer una enfermedad mental, por ejemplo, la depresión, pero dependerá de múltiples factores ambientales que esta enfermedad pueda llegar a desarrollarse y, según el caso, no tendría necesariamente que culminar en un suicidio.
Calificar a las personas como valientes o cobardes
La conducta suicida es una de las conductas más complejas del ser humano, no se puede reducir a un simple adjetivo. Con estas afirmaciones equiparamos el suicidio a una cualidad reduciéndolo de una manera simplista. Considerarlo como un acto de valentía es un error por la posibilidad de que se convierta en un modelo a seguir, como hemos visto a lo largo de la historia con actores, cantantes, artistas, etc. Si lo identificamos con un acto de cobardía, culpabilizamos a la persona fallecida, juzgando toda una vida por un único acto que, además, escapa a nuestra comprensión. Ambos conceptos pueden causar mucho dolor a los supervivientes.
El suicida no es un cobarde ni un valiente, es una persona sin esperanza que sufre enormemente, a la que le duele el alma, y que no sabe o no puede encontrar otra salida, la única forma que encuentra para dejar de sufrir es acabar con su vida.
Solo se suicidan personas con graves problemas
Es común pensar que para tomar una decisión así, o se tienen problemas personales o económicos o algo muy grave le ha debido ocurrir a la persona. No es así, ni es tan sencillo. El suicidio es multicausal. Ni el aparente bienestar económico o social salvan del sufrimiento emocional. Aunque estemos rodeados de amigos y familiares o tengamos buenas relaciones escolares o laborales y mostremos una aparente normalidad, podemos estar sufriendo un sentimiento de gran soledad que no podemos o no sabemos compartir.
La mayoría de suicidios suceden repentinamente sin advertencia
La mayoría de los suicidios van precedidos de signos de advertencia verbal o conductual. Otra cosa diferente que es que sepamos verlos e interpretarlos. Desde luego que algunos suicidios se cometen sin advertencia previa pero es importante conocer los signos de advertencia y tenerlos presentes.
Solo se suicidan personas con algún trastorno mental
Cuando no entendemos la conducta del ser humano tendemos a pensar que se debe a algún problema mental. Aunque un alto porcentaje de personas que se suicidan padecían algún trastorno mental grave (y la enfermedad mental sea un factor de riesgo importante), no siempre es así. El comportamiento suicida indica una infelicidad profunda. Muchas personas con Trastorno mental no son afectadas por comportamiento suicida y viceversa.
Yo podría haberlo evitado
Es muy normal oensarlo, que podíamos haber hecho más, evitarlo, y esto aumenta los sentimientos de culpa causándonos más daño. Si ni los expertos, psicólogos y psiquiatras, a veces no son capaces de detectarlo, menos aún una persona sin conocimientos previos sobre suicidio. Además, hay que tener en cuenta el grado de ocultación de la ideación suicida con el fin de evitar el rescate.
Quienes hablan de suicidio no tienen intención de cometerlo
Al contrario, pueden estar pidiendo ayuda o apoyo o manifestarlo mediante actitudes y sintomatología como ansiedad, depresión y pueden considerar que carecen de otra opción.
Hablar del suicidio en los medios de comunicación provoca suicidios: efecto contagio.
Es una creencia muy peligrosa que perpetúa el silencio. No hablar del suicidio, sus causas y sus graves consecuencias impide que se reconozca una realidad. Si no se conoce un problema no se buscan soluciones.
Estadísticamente hablamos de 4000 muertes al año, 11 al día, 20 intentos por cada suicidio llevado a término. Estas muertes superan a las de los accidentes de tráfico y a la violencia de género, pero no se conocen.
Los medios de comunicación tienen mucho que hacer ante la cobertura de noticias relacionadas, ya que la manera con que se presentan puede afectar a personas que están en una situación muy vulnerable, a supervivientes, familiares y amigos.
Una cobertura correcta debe tener un efecto positivo ya que alienta a las personas a pedir ayuda.
Hacen falta protocolos nacionales a todos los niveles, formación e información.
Mientras tanto, las asociaciones son el gran apoyo de las personas que sufren este dolor emocional y de los supervivientes.
Algunas de estas son:
- La Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicido y Familiares y Allegados en Duelo por Suicidio. Guías de ayuda https://www.redaipis.org/
- Fundación Española para la Prevención del Suicidio. Documentación para supervivientes. https://www.fsme.es/
- Después del Suicidio – Asociación de Supervivientes (DSAS) https://www.despresdelsuicidi.org/
- Guía de autoayuda para familiares en duelo. http://www.comunidad.madrid/noticias/2019/09/09/editamos-guia-autoayuda-familiares-duelo-suicidio
- Guía de autoayuda. Prevención del suicidio.¿Qué puedo hacer? http://www.comunidad.madrid/publicacion/1354307230677
- Guía de prevención de suicidio. https://consaludmental.org/publicaciones/Guiaprevencionsuicidio.pdf
Os invitamos a que escuchéis nuestro podcast en Saludesfera «Prevención del suicidio y atención a los supervivientes» con José Carlos Soto, superviviente del suicidio de su hija, con una enorme labor de visibilización.
3 thoughts on “Falsas creencias sobre el suicidio”
Juan
(13 enero, 2022 -7:10 pm)Soy incapaz d trabajar,m da miedo y tengo muchas deudas.estoy atrapado y tengo pensamientos cada dia d como desaparecer y dejar d sufrir
Mónica de la Fuente Carrillo
(14 enero, 2022 -6:37 am)Juan, si lo necesitas, llama al 717 003 717, el Teléfono de la Esperanza y habla con alguien experto que te pueda ayudar. Un abrazo enorme.
Andres Felipe Pineda garcia
(17 abril, 2022 -2:50 am)Dejo este mensaje aquí antes de morir desde lo más profundo de mi corazón digo que yo era una hermosa persona pero en este mundo no existe si no eres un hombre rico o no tienen miles de cualidades tendrás que aguantar el desprecio o de todos aquellos que si poseen eso o la soledad la oscura y cruel soledad