Cuando me diagnosticaron del primer cáncer recuerdo que una de las primeras cosas que me dijo mi oncólogo es que me tomara la vida con más calma y que dejara el estrés bien lejos. Pero del dicho al hecho, una hace lo que puede, y aún así no es fácil.
Desde luego me lo tomé todo con más calma: sí, me tomé unos meses de baja, para pasar por quirófano, para tratarme y para recuperarme después. Recuerdo haber preguntado cuantos días me iba a llevar todo esto porque no quería perder el trabajo, y recuerdo que el médico por aquel entonces no me dijo la verdad, es decir, me hablaron de la cirugía y solo me dijeron que en 15 días tras esa cirugía estaría «bien», lo que tuve era un cáncer de tiroides, así que pensé que sería solo unos días para recuperar la voz y después podría volver al trabajo, pero no fue así. Lo que yo creí que serían 15 días se convirtieron en unos meses, y todo porque después de la cirugía venía un tratamiento del que no me habían hablado hasta después.
Aún así, tras el tratamiento sí que me dijeron que me tomara un año de baja para recuperarme, pero lo que hice fue coger el alta voluntaria pasados sólo 5 meses en total, ya que durante ese periodo perdí el trabajo y me hacía mucha falta encontrar otro.
Al principio pensé que no era el momento todavía, pero más tarde me di cuenta de que sí, por lo menos de manera inmediata. El trabajo me dio más energía y me mantuvo más distraída de todo lo que eran hospitales, y aunque yo por fuera parecía no haber pasado prácticamente nada, por dentro mi cuerpo decía que sí.
Así que sí, me fue bien trabajar durante prácticamente un año, pero después mi salud volvió a resentirse y tuve una recaída con algunos de los efectos colaterales al tratamiento.
Una vez más, sin yo quererlo, tuve que tomarme un tiempo de descanso, ya que el estrés y tanta actividad finalmente no parecieron irme bien. En cambio psíquicamente me sentía fuerte, aunque el cuerpo no me acompañara.
Tiempo después, cuando pude recuperarme, sin problemas retomé mi vida laboral hasta que mi segundo cáncer hizo que, de nuevo, tuviera que retirarme de la vida laboral.
Llegados al cáncer de mama el médico ya me explicó que mínimo iba a necesitar un año para tratarme y después el tiempo de recuperación que dependía de cada persona, así que ya de entrada me lo advirtieron y también me hablaron de llevar una vida más relajada y evitar las situaciones de estrés todo lo que pudiera.
Como veis este punto es muy importante para la salud.
En este caso mi trabajo también peligraba, como era tema de contratos cortos al final lo perdí, pero no pude hacer nada porque mi salud iba primero, así que me quedé sin ingresos al poco tiempo.
A lo que quiero llegar es a lo siguiente…
Cuando estás en una situación delicada de salud, el entorno te tiene como entre «algodones» , como si por estar enferma no pudieras salir, ni hacer nada que antes hacías con normalidad o que harías con normalidad. Pero la verdad es que a mi no me detuvo la enfermedad para dar según qué pasos, ni hacer según qué cosas, al contrario, me hice más fuerte mentalmente hablando, aunque no físicamente. Y lo que conseguí con esta actitud fue no recrearme en mi enfermedad porque tenía la mente muy ocupada en otras cosas que también eran importantes.
Y el fondo era el mismo, que quería recuperarme, quería ponerme bien, así que todo lo de mi alrededor debía ponerse en su sitio, y solo yo podía hacerlo, nadie podía hacerlo por mi.
Y qué hice?
Pues empecé a tramitar una separación matrimonial en lo que todo el mundo me decía que cómo iba a hacer eso en un momento como el que estaba pasando, que lo pensara mejor, enferma, con mi hija tan pequeña, sin trabajo y etc. Hablar con tu pareja sobre este asunto(que le vino de repente sin esperarlo y sin entenderlo, la noticia de que tenía cáncer junto a la de «quiero separarme») buscar abogado, ir a tramitar y buscar muchos papeles aquí y allá, a juzgados, redactar acuerdos matrimoniales, todo esto y mucho más mientras estás día sí y día también en el hospital y además trabajando por cuenta propia cuando me hacia mucha falta, eso sí, también si mi cuerpo me lo permitía.
No fue fácil, no. Jamás imaginé verme en una situación como esta, en la que estaba tan mal de salud y en la que de repente tuve que hacer tantas cosas que no esperaba, pero muchas cosas no las planeas en esta vida y actúas según te vienen. A mi me vino así, y en lugar de esconderme en casa y pasar el día acostada, decidí moverme para todo.
Sentí mucho apoyo de todo mi entorno, tanto familiar como amistades. Esto me hizo sentirme más fuerte, me ayudó mucho para todo.
Ahora miro para atrás y me parece mentira todo lo que hice y por todo lo que luché entonces, la verdad es que me sorprende mucho , pero también hace que pueda sentirme orgullosa de haber conseguido todo lo que quería aún estando tan mal.
Alguna fuerza se apoderó de mi por aquellos días y no me dejó bajar la guardia ni un momento. No es algo sencillo de explicar.
El ser humano es sorprendente, la mente es maravillosa, si las dos cosas se unen en un mismo punto, todo puede pasar, y a mi me pasó en el momento que más falta me hacía, aunque nunca lo hubiera imaginado así.
FELIZ AÑO PARA TODOS Y QUE EL NUEVO AÑO NOS VENGA CARGADOS DE MUCHA SALUD, ¡QUE NO FALTE!