Reseña Saludesférica: «Come mierda», de Julio Basulto

Hace poco encontraba en Twitter una imagen que me hizo pensar mucho. Una maestra publicaba una foto de una tartera de alguno de sus alumnos con unas patatas fritas, unas galletas y un puñado de chicles y un texto en el que se preguntaba por supervisión sobre comida por parte de la familia de ese niño o niña. Y además de muchas reacciones airadas, otras muchas personas se hacían la reflexión sobre qué podía haber tras una imagen así. Y a mí me hizo pensar sobre qué decisión tomamos sobre nuestra alimentación, con qué información y qué grado de responsabilidad tenemos consumidores, marcas, instituciones, medios sobre todas estas decisiones.

Precisamente sobre las familias y su responsabilidad y conocimiento a la hora de tomar decisiones informadas y conscientes sobre la alimentación de los niños hablamos hace tiempo con el abogado experto en derecho de la alimentación Francisco José Ojuelos en este podcast de Madresfera en el que dejaba clara la responsabilidad de la industria alimentaria a la hora de informar correctamente sobre los productos y sus características frente a la tan aludida obligación de las familias de saber o no lo que es saludable para sus hijos.

Y sobre responsabilidad, información e industria habla y mucho el dietista-nutricionista y divulgador Julio Basulto en su último libro «Come mierda», un lanzamiento de Vergara que. ya desde su anuncio, levantó polvareda por su titular tan tajante y que no deja indiferente a nadie.

Sobre la mierda y la elección de esta palabra habla especialmente en las primeras páginas:

Mierda», según la Real academia, es «Cosa mal hecha o de mala calidad» (cuarta acepción en el diccionario). (…) ¿Por qué está bien que la RAE considere que un paraguas de mala calidad pueda ser «una mierda», pero está mal que yo afirme que los productos malsanos que nos rodean son una mierda?

Con prólogo de la periodista Laura Caorsi y epílogo del antes mencionado Franciso José Ojuelos, Julio Basulto nos habla en las casi 300 páginas de este «Come mierda» precisamente de esa mala calidad de muchos de los productos, que no alimentos, que estamos eligiendo como sustento de nuestras dietas. De los «productos perpetrados», más que ultraprocesados, y de cómo nuestras decisiones alimentarias no dependen solo de nuestro conocimiento individual de su composición, de saber leer etiquetado o entender los famosos sellos sobre su idonéidad. A lo largo de sus 8 capítulos y con múltiples ejemplos va describiendo la situación actual como un «cóctel explosivo» formado por los siguientes «combustibles»:

  • una enorme oferta de productos malsanos;

  • un marketing depredador;

  • la incapacidad de los menores de protegerse a sí mismos;

  • el manejo de conceptos obsoletos por parte de las administraciones;

  • el desinterés de los tribunales, que tienen un doble rasero: uno para la protección de los consumidores y otro para la protección de los intereses comerciales;

  • un incumplimiento masivo de las normas de publicidad de alimentos, a pesar de estar hechas por la propia industria (¿te imaginas hacerte tus propias normas, para luego no acatarlas?).

¿Para quién es este «Come mierda»?

Para todas y todos aquellos interesados en entender mejor nuestro panorama alimentario actual en el cual estamos rodeados de mensajes no siempre veraces, no siempre desinteresados, y entre los cuales tenemos que desentrañar una realidad compleja: no todo es lo que parece, también en la alimentación. Porque como sociedad aspiramos a comer mejor y enfermar menos, queremos vivir más y con más calidad, y ya sabemos que cuidar lo que ingerimos es primordial. Pero debemos ser conscientes de los intereses comerciales en muchos movimientos a nuestro alrededor, en muchos mensajes supuestamente bienintencionados, en etiquetas que prometen beneficios pero que ocultan carencias o enmascaran otro tipo de componentes nada saludables.

… El objetivo de este libro no es hacer infeliz al lector (<>) sino intentar contrarrestar peligrosos mensajes del estilo ‘por un día no pasa nada’, ‘hay que comer de todo’, ‘esto es sano porque le hemos añadido hierro’, ‘el vino es salud’, ‘el desayuno es la comida más importante del día’, etc

 

¿Demoniza los productos que hay en la portada o culpabiliza a quienes los consumen?

Aunque a Julio se le tache en muchas ocasiones de «radical», lo cierto es que su rotundidad en sus afirmaciones viene acompañada por toda la evidencia científica posible y más allá de culpabilizar a quienes eligen estos productos perpetrados, lo que busca es señalar principalmente un contexto institucional, político, económico y social que permite que esas opciones sean las más baratas, las más ofertadas, y las más elegidas (no siempre de una manera totalmente consciente).

Es importante entender que hay muchos intereses en juego pero que sobre todo está nuestra salud comprometida, y que frente a la lluvia de mensajes, en ocasiones contradictorios, que nos llegan cada día desde todos los medios, autoridades y marcas, saber con qué quedarse no es nada sencillo ni tan fácil como nos venden.

De hecho, ya no tenemos ni claro lo que es saludable o lo que no, si es seguro y se comercializa cómo es que puede hacernos enfermar, cómo es que se permite su venta si puede constituir un problema de salud pública. Si hacemos o no caso a los sellos y cómo leerlos, si los colores y alegaciones sobre sus bondades nutricionales son reales o una muestra más de ese marketing depredador. Si la «comida real» va a ser nuestra salvación a coste de talonario, claro… Y mientras tanto seguimos escuchando que hay que comer de todo, que el desayuno es la comida más importante del día, que se puede compensar si nos hemos pasado algún día, que una copa de vino al día es buena para la salud, que la cerveza es idónea para los deportistas, o que los niños crecen más rápidos con leches de crecimiento… Afirmaciones que cuesta años desmontar pero que también se analizan en este libro acompañado de los motivos para que se sigan escuchando y manteniendo, pese a estar refutadas a día de hoy por la citada evidencia científica.

No comas mejor, deja de comer peor

Julio nos hace un repaso muy metódico y exhaustivo a todo lo que está fallando a día de hoy para que a pesar de estar cada día más informados y peor alimentados, identificar los agujeros de guion y sobre todo nos aporta medidas para revertir esta situación que claramente nos enferma y combatir el marketing de los industria de los ultraprocesados: «pensar, planificar, perseverar y prescindir».

Informarnos es, sin duda, una de nuestras principales armas. Entender que hay muchos actores implicados y que no es cuestión de culpabilizar a la población por alimentarnos mal, sino animarnos a dejar de consumir aquello que directamente ya sabemos que nos perjudica. Cambiar el chip de buscar los superalimentos, o las dietas de compensación frente a los ultraprocesados, y «sencillamente» abandonar esos hábitos que se han ido instaurando por muchos motivos pero son a todas luces perjudiciales para nuestra salud.

En definitiva, un libro valiente y que plantea muchas líneas de acción para todos los agentes activos en este contexto alimentario para poder llegar a una política alimentaria que defienda realmente los intereses de los ciudadanos y especialmente su salud.

Así que os recomendamos mucho la lectura sosegada, y subrayando, de este «Come mierda» y que luego echemos un ojo al armario a ver qué NO incluiremos en la próxima cesta de la compra.


Título: Come mierda

Autor: Julio Basulto

Año de publicación: 2022

Editorial: Vergara.

Precio18,90 euros

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Autor entrada: Mónica

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