Nacer sigue siendo un riesgo en muchos países

Imágenes cortesía de UNICEF.

Se estima que cada día mueren en el mundo 7.000 bebés recién nacidos. Hablamos, según datos presentados por Unicef en su informe Cada vida cuenta, de un total de 2,6 millones de bebés muertos cada año antes de cumplir su primer mes de vida. De ellos, un millón, aproximadamente, llegan al mundo y mueren el mismo día. Otros 2,6 millones engrosan las filas de los mortinatos. La tasa de mortalidad de recién nacidos a nivel mundial ha descendido de los 37 por cada 1.000 nacidos vivos en 1990 a los 19 de 2016. El objetivo 3 de desarrollo sostenible para 2030 quiere rebajar esa cifra a 12. Sin embargo, hay países que aún hoy casi cuadriplican esa cifra. Países en los que nacer sigue siendo un riesgo.

Por Adrián Cordellat

“Precisamente hacemos un llamamiento a visibilizar esta situación para movilizar los esfuerzos necesarios para que el objetivo definido en los ODS sea alcanzable. Con este informe queremos poner de manifiesto la necesidad de impulsar medidas y dedicar recursos a reducir, específicamente, la mortalidad de los niños durante su primer mes de vida, y recalcar que los progresos alcanzados en la reducción (descenso del 62% desde 1990) de la mortalidad infantil en menores de 5 años, no son igual de rápidos en el caso de los recién nacidos, entre los que el descenso ha sido solo del 49%”, explica a Madresfera Blanca Carazo, responsable de programas y emergencias de Unicef Comité Español.

Las diferencias entre países respecto a las cifras de muertes, las desigualdades que viven los menores antes incluso de nacer, son abismales. Así, por ejemplo, en Japón, la tasa de mortalidad de recién nacidos es de 0’9 por cada 1.000 nacidos vivos, en Islandia de 1 por cada 1.000, en España, que ocupa el puesto 14º en el ranking, de 2 cada 1.000 nacidos vivos.

En el lado opuesto de la clasificación, la India representó por sí sola en 2016 casi el 25% de todas las muertes de recién nacidos en el mundo. Es decir, uno de cada cuatro recién nacidos muertos en el planeta era indio. En total 640.000. Sin embargo, su tasa de mortalidad, 25,4 por cada 1.000 nacidos vivos, no es ni de cerca la peor. El ranking por el lado negativo lo lidera con diferencia Pakistán, donde mueren 45,6 recién nacidos por cada 1.000 nacidos vivos; en la República Centroafricana la tasa es del 42,3; en Afganistán, que cierra el macabro pódium, de 40.

Causas evitables

El 80% de las muertes en recién nacidos se producen por causas como el nacimiento prematuro, las complicaciones durante el trabajo de parto (que también se esconden detrás de la gran mayoría de mortinatos) o el parto e infecciones como la sepsis, la meningitis y la neumonía. Todas ellas, por tanto, muertes que podrían prevenirse con acceso a matronas bien formadas y la implantación de medidas eficaces como tener agua limpia y desinfectantes, amamantar durante la primera hora de vida, permitir el contacto piel con piel y garantizar una buena nutrición.

«La India representó por sí sola en 2016 casi el 25% de todas las muertes de recién nacidos en el mundo. Es decir, uno de cada cuatro recién nacidos muertos en el planeta era indio»

Pincha en la imagen para descargar el informe ‘Cada vida cuenta’ de Unicef.

Sin embargo, no todas las madres y sus bebés tienen acceso a esas medidas. Ni mucho menos al profesional sanitario, cuya presencia y formación tiene una correlación directa con el descenso del número de muertes entre los recién nacidos, sobre todo en los países en vías de desarrollo. Así, por ejemplo, países como Japón cuentan con 131 profesionales de la salud cualificados por cada 10.000 habitantes. En otros como Islandia o Noruega la cifra sube de los 200. A años luz de esa asistencia sanitaria se encuentran países como Somalia (38,8 muertes por cada 1.000 nacidos vivos), que apenas cuenta con un profesional sanitario por cada 10.000 habitantes (datos de 2014), República Centroafricana con tres (2009) o Chad, con cuatro trabajadores de la salud (2013).

Un ejemplo que rompe con esta correlación, no obstante, es precisamente el de Pakistán. El país asiático cuenta según datos de 2014 con 14 profesionales sanitarios cualificados por cada 10.000 habitantes, un porcentaje muy superior al de otros países africanos, sin embargo, tiene la tasa de mortalidad más alta del mundo. ¿Existe alguna explicación? “En el caso de Pakistán aparecen factores como la concentración del personal de salud en zonas urbanas, o la prestación de servicios de salud por parte de proveedores privados, sin un sistema adecuado de vigilancia de la calidad de dichos servicios, que pueden explicar la elevada tasa de mortalidad”, argumenta Blanca Carazo.

Medidas para alcanzar el ODS en 2030

Rwanda es el país a cuyo ejemplo todos se aferran para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible marcados para 2030. En el país africano, uno de los más pobres del mundo, han conseguido reducir drásticamente en tres décadas las cifras de recién nacidos fallecidos. En 1990 morían 41 por cada mil nacidos vivos. En 2016 ya solo son 17, muy cerca de los 12 marcados por la ONU en su ODS nº3.

Para Carazo el ejemplo de Rwanda muestra que “incluso en países de bajos y medianos ingresos se pueden lograr grandes avances si existe un gran compromiso político para crear sistemas de salud robustos que den prioridad a los recién nacidos y lleguen a los más pobres y marginados”. En ese sentido, destaca medidas tomadas por el gobierno del país centroafricano, como “el plan nacional de seguros para madres pobres y vulnerables, que garantiza la gratuidad de la atención sanitaria; un sistema de certificación para los establecimientos de salud; y la promoción de prácticas como el inicio temprano de la lactancia materna y otras medidas preventivas”.

De Rwanda y de otros países que han hecho grandes avances en la reducción de las tasas de mortalidad neonatal, en Unicef han extraído cuatro claves. Cuatro factores que podrían ayudar a alcanzar e incluso a superar de aquí a 2030 los objetivos de la ONU y que Blanca Carazo resume para Madresfera:

  1. Emplazamiento: establecimientos de la salud funcionales y limpios, accesibles a la comunidad y con elementos tan básicos como agua limpia, baños y electricidad.
  2. Personal: hacer un seguimiento del embarazo con visitas prenatales y contar con asistencia de personal de salud bien formado en el momento del parto y en los días posteriores es uno de los factores que más reducen el riesgo de muerte del recién nacido.
  3. Productos: el personal de salud necesita contar con los suministros necesarios, a veces tan básicos como paños o mantas, y también equipos y medicamentos, para atender a madres y bebés y así prevenir infecciones, y tratar adecuadamente las complicaciones que se puedan producir.
  4. Empoderamiento de mujeres y niñas: existe un vínculo muy fuerte entre el empoderamiento de mujeres y niñas y la mortalidad neonatal. Mejorar la educación de las niñas, ofrecer información sobre salud sexual y reproductiva, entre otras medidas, hacen que las madres y las familias tomen mejores decisiones y reclamen los servicios necesarios para salvar la vida de sus bebés.

“Incluso en países de bajos y medianos ingresos se pueden lograr grandes avances si existe un gran compromiso político para crear sistemas de salud robustos que den prioridad a los recién nacidos y lleguen a los más pobres y marginados”

Añade la portavoz de Unicef que no se puede olvidar que los niños que no superan su primer mes de vida “lo hacen en mucha mayor medida en hogares pobres y marginados”. No en vano, incluso en los países pobres, existen diferencias abismales entre la población. Así, por ejemplo, la tasa de mortalidad infantil de los niños cuyas madres no tienen ninguna educación es del doble respecto a la de aquellos recién nacidos de madres que han cursado secundaria o estudios superiores. Las cifras también son 10 puntos superiores en entornos rurales que en urbanos. Y esos 10 puntos separan también al quintil de la población más rico del más pobre. “Por eso es importante que en todas las medidas que se implanten se incorpore el enfoque de equidad, pensando precisamente en cómo llegar a estas familias más vulnerables”, concluye Blanca Carazo.

Autor entrada: Adrián Cordellat

1 thoughts on “Nacer sigue siendo un riesgo en muchos países

    Aida

    (22 febrero, 2018 -4:01 pm)

    Fantástico análisis de nuestro estudio, Adrián. La tasa de muertes de recién nacidos sigue siendo alarmantemente alta, sobre todo en los países más pobres del mundo, según nuestro nuevo informe sobre mortalidad infantil centrado en recién nacidos. En estos países la tasa media de mortalidad neonatal es de 27 muertes por cada 1.000 nacimientos, mientras que en los países de renta alta ese índice es de 3 muertes por cada 1.000 nacimientos. Muchas gracias por hacerte eco y ayudarnos a que estos datos se den a conocer.

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