La psicóloga Meritxell Contero cuenta en El nombre de mi arcoíris cuáles son las situaciones más habituales a las que las mujeres se enfrentan cuando quieren ser madres pero esa maternidad pasa por los tratamientos de reproducción asistida.
En el camino hacia la maternidad no hay dos historias iguales. Y son precisamente las historias como las de Meritxell Contero las que visibilizan esas otras formas de llegar a ser madre. La de ella pasa por la reproducción asistida. Lo supimos primero a través de su blog Tus patucos y mis tacones, después también a través de su libro El nombre de mi arcoíris. A lo largo de sus páginas, la psicóloga especializada en terapia de pareja y reproducción asistida, y ganadora del premio al Mejor Blog de Infertilidad de Madresfera 2016, desgrana su experiencia propia, lo que permite al lector conocer y empatizar con las situaciones más habituales a las que las mujeres se enfrentan cuando quieren ser madres, pero esa maternidad pasa inexorablemente por los tratamientos de reproducción asistida. «No es que esta sea la historia de mi vida, pero sin duda es la historia más importante de mi vida», advierte.
Fuiste madre con 28 años tras un largo camino y lo cuentas en El nombre de mi arcoíris. ¿A quién va dirigido tu libro?
Mi libro va dirigido a todas aquellas personas que quieran empatizar con la reproducción asistida, entender qué es lo que pasamos las mujeres que nos tenemos que someter a un tratamiento de fertilidad. Pueden ser otras mujeres que han de pasar, o están pasando, por lo mismo, pero también amigos, familiares y todo aquel interesado en estos temas. En el libro no sólo hablo de mis sentimientos, mis miedos o mis deseos, también de mi medicación y de lo que supone tomar esa medicación; y eso es algo que hubiera deseado leer antes de enfrentarme a ello para saber lo que me podía encontrar.
Tu hijo Martí nacía en 2017 gracias a la fecundación in vitro. Aunque cada vez sabemos más sobre este tipo de tratamientos, ¿crees que queda mucho camino por recorrer?
Queda muchísimo por hacer y por saber, pero sobre todo por falta de investigación. Aún existe un gran número de parejas cuyo diagnóstico es “infertilidad por causa desconocida”, y que jamás llegan a saber cuáles son esas causas desconocidas.
¿Qué tiene que saber una mujer antes de enfrentarse a un tratamiento de fertilidad?
Yo diría que tienen que saber que va a ser un proceso duro, con sus días altos y con sus días bajos. No será un camino de rosas porque los pinchazos duelen en la tripa y en el alma. Pero estoy segura de que merece tanto la pena llegar al final del camino que quien se enfrente a ello, volvería a revivirlo mil veces.
El camino no es fácil: dinero, tiempo, desgaste emocional y físico… ¿Qué dirías que es lo peor del tratamiento?
Para la mayoría, lo peor de pasar por reproducción asistida es aprender a controlar la parte emocional. Además de lo que supone el proceso en sí mismo, las hormonas juegan una mala pasada en este proceso. Ya no es solamente el miedo a lo desconocido, si saldrá bien o mal, es también el descontrol sobre nuestras propias emociones. Con tanta hormona es habitual sentirse como en una montaña rusa.
¿En qué puede ayudar una psicóloga o psicólogo en este sentido?
Desde aceptar los problemas de fertilidad y asumir la nueva situación, a controlar la ansiedad, el estrés, el miedo… Es importante dar herramientas para enfrentarse al tratamiento lo mejor posible, y esas herramientas cada uno las tiene dentro.
No sé si en el caso de que el embarazo se busque en pareja, la relación puede verse resentida cuando las cosas no salen como esperamos…
Por supuesto, tanto por sentirse culpable por no poder cumplir el deseo del otro, como por llegar a culpar al cónyuge. Pero es importante no verlo como que uno de los miembros de la pareja tiene un problema, porque eso apunta a culpas. Se debe luchar codo a codo, y apoyarnos en el otro porque es cosa de dos y hay que superarlo juntos.
Supongo que también ocurre que hay muchísimos mitos alrededor de este tema. ¿Cuáles son los que más escuchas?
El mayor es el de “relájate y te quedarás embarazada”. Cuando hay un problema orgánico, por mucho que nos vayamos de vacaciones, no se solucionará. ¿Hay ocasiones en que sucede? Sí, pero puede ser simple casualidad, y que el positivo llega porque ese mes tocaba, tanto en Cancún como en el centro de Barcelona. Es cierto que el estrés puede afectar, pero no es tan sencillo.
Creo que blogs como el tuyo dan una gran visibilidad a la búsqueda de la maternidad. ¿Hay que salir más del armario aún?
Sí, y las mujeres infértiles somos las primeras en tener que romper con el tabú. Creo que, aunque es cierto que gracias a iniciativas como la #infertilpandy se habla más abiertamente sobre este tema, aún muchas de las mujeres que escriben en internet o en redes sociales sobre infertilidad lo hacen escudadas tras un dibujo o un nombre falso.
Lo habitual no es quedarse embarazada a la primera, sino que se puede tardar de media un año. Cuando somos adolescentes nos dicen que esto es muy sencillo, por miedo a que nos quedemos embarazadas, pero cuando llega la hora de la verdad, muchas mujeres no saben que en cada ciclo tenemos solamente un 20% de posibilidades de lograrlo.
¿Qué recomendación le darías a una mujer que vaya a emprender o esté emprendiendo el camino hacia la reproducción asistida?
Que se lo tome con calma, con paciencia, porque las prisas no son buenas. Hay que estar segura de que hemos elegido la clínica que queremos y de que, si tenemos pareja, estamos preparados para comenzar ese nuevo camino juntos. Y en el camino seguro que ayudará mucho una actitud positiva, para disfrutarlo, por supuesto.