Humanización en el contexto sanitario

“Cura a veces, trata con frecuencia, consuela siempre” Hipócrates

 
Estamos asistiendo a espectaculares avances científicos, diagnósticos y terapéuticos que han revolucionado el acto sanitario, especialmente el médico. Nunca se había contado con herramientas tan útiles y eficaces. Pero, frente a este avance, se está retrocediendo frecuentemente en otras facetas de la asistencia sanitaria produciendo una paradójica deshumanización del contexto de salud.

Así, el concepto Humanización ha ido precisamente cobrando gran importancia tanto en la literatura como en el desarrollo de iniciativas y planes, tratando de recuperar la atención personalizada y humanizada frente a esa instrumentalización y tecnificación, enormemente cuestionada.

 

Profesional sanitario sujeta las manos de un paciente

 

Según la Real Academia de la Lengua Española (R.A.E) el término “Humanizar” tiene dos significados: “Hacer humano, familiar, afable (…)” o “Ablandarse, desenojarse, hacerse benigno”

A partir de esta conceptualización, no existe una única definición de humanización de la salud, pero sí existe un objetivo central común: el situar al paciente en el centro, orientando la atención a su servicio.

La idea queda clara: se trata de hacer que la atención promueva y proteja la salud del paciente, garantizando un ambiente que favorezca y tenga en cuenta a la hora de intervenir tantos los aspectos físicos, emocionales, sociales, intelectuales y espirituales. Es decir, que considere a la persona de manera integral y no solo como paciente.

 

Paradigmas en la atención sanitaria

El último paradigma en el que se enmarca la atención sanitaria es La Medicina Centrada en la Persona. Este ha resultado ser eficiente, siendo su objetivo y finalidad contemplar a la persona enferma o sana desde su concepción hasta su muerte natural.

Se complementa con la Medicina Basada en la Evidencia, a la que acude para buscar el contraste realista y eficiente.

Ya lo decía la psiquiatra Elisabeth Kübler Ross en su tratado sobre La muerte y los moribundos, “el mejor servicio que un Médico puede prestar a un enfermo es ser una persona amable, atenta, cariñosa y sensible. Porque el enfermo es un ser VULNERABLE en la triple dimensión física, emocional y social.”

Además de éste, contamos como otro de los modelos teóricos de referencia el Paradigma psicosomático, que se caracteriza por comprender a la persona desde el aspecto biológico, psicológico, sociológico, ecológico y espiritual.
 

Humanización frente a deshumanización

A la base de estos modelos que abogan por el concepto de humanizar, se encuentra otra realidad que, aunque resulta antagónica, es condición esencial para que esa humanización en salud deseable exista. Hablamos de la “deshumanización” en el contexto sanitario.

La Real Academia Española de la Lengua define deshumanizado como “aquello que ha perdido ciertas características humanas, especialmente los sentimientos. Arte, trato deshumanizado.” Esto se refleja en la despersonalización de la relación terapéutica.

Este concepto se relaciona en este contexto de manera muy estrecha con la cosificación u objetificación, es decir, entender a la persona como una cosa u objeto. Esto se produce en el momento en el que se instrumentaliza la relación, se le priva de su capacidad de toma de decisiones y autodeterminación, se asume que se puede menoscabar su dignidad y sus experiencias y opiniones no son valoradas.

¿Cómo se manifiesta en el sistema sanitario?, a través de una cultura centrada en la patología, la enfermedad y las competencias científico-técnicas, dejando a un lado cualquier aspecto de carácter psicosocial. Es el tradicional modelo biomédico en su máxima expresión en el que el profesional ocupa una posición central y jerárquicamente superior, manteniendo una distancia intencionalmente buscada, generando así una interacción unidireccional basada en la posesión única del conocimiento.

Es el procedimiento totalmente protocolizado y estandarizado, que no tiene en consideración la individualidad de cada persona en el rol de paciente, cuando esto resulta de enorme importancia dado que la asistencia y los tratamientos son únicos. Además, la familia se percibe como un obstáculo en lugar de como un aliado y apoyo. Esta cultura se apoya en un paradigma o mirada que durante siglos ha predominado en la asistencia sanitaria: el modelo biomédico.

Este modelo biomédico que prima esos aspectos biologicistas sobre el resto de las esferas del individuo adolece de carencias obvias: el paciente es más que su enfermedad; sus emociones, su situación social, sus expectativas, su entorno, todo influye en ese proceso de salud. Por ello se busca alternativas a ese modelo que resulta deshumanizador.

Y, en esa búsqueda llega el ansiado cambio de paradigma, que se extiende a todas y cada una de las áreas del cuidado en los recursos sanitarios.
 

Papel de los profesionales de la salud en la humanización de la asistencia

Los profesionales sanitarios desempeñan un papel fundamental en esta evolución a un modelo de humanización. Sin ellos resulta inviable. Para ello, cada uno va a entender el cuidado como un elemento global que atiende tanto las necesidades emocionales, psicológicas, físicas y biológicas del paciente, tratando de favorecer un ambiente óptimo para su implicación y llevando este modelo a cada faceta de su trabajo diario. Su labor trasciende el mero desempeño profesional.

Una de sus funciones más relevantes es precisamente la de personalizar la atención mediante la escucha activa. De este modo son capaces de establecer un clima de confianza con el paciente, reduciendo temores y sentimientos negativos, logrando que se sientan acogidos y comprendidos. Esto genera una mayor colaboración por su parte, predisponiéndolos a ser más receptivos para compartir información y llevar a cabo un cumplimiento de las prescripciones terapéuticas.

Así mismo, a nivel estructural participan en la creación y puesta en marcha de proyectos y protocolos en los diferentes centros buscando el objetivo de crear estructuras sanitarias humanitarias que se adapten a los pacientes, atendiendo a una mejor comunicación y a la formación en relaciones interpersonales, entre otras.

 

FUENTES:

  • Álvarez-Romero, M. Nuevo Paradigma. Medicina Centrada en la Persona. Ponencia en Congreso “Cuestión de Derechos Humanos: vulnerabilidad, no discriminación. Puente desde la Bioética”. Sevilla. Marzo 2018. Bioética y Ciencias de la Salud. Julio-Diciembre Vol 7 (2) 2019.
  • Kübler Ross, E (1975). Tratado sobre La muerte y los moribundos. Ed Grijalbo

 

Autor entrada: Vanesa Pérez Padilla

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