Quiero agradecer al equipo de Madresfera el espacio que nos ha brindado a madres y padres para contar nuestra maternidad o paternidad. La crianza es única, pues no hay una igual, así que espero que podáis conocer mi experiencia en la maternidad a través de este post.
¿Quién soy?
En primer lugar me presento. Soy Telva, una canaria y administra en paro, que en este momento de mi vida con lo que de verdad me siento identificada es con mi rol de madre. Además, una mamá por triplicado. Podéis encontrar las experiencias de mi familia en mi blog Madredetres.com. Y si queréis conocerme un poquito más también podéis hacerlo a través de las redes sociales.
Mis hijos
Las edades de mis hijos son muy dispares, ya que el mayor cuenta con 21 años. El segundo tiene ocho años, y el peque de la casa está en su primer año de vida con tan sólo 19 meses.
Los comienzos de la maternidad
Como podéis ver, han sido 21 años de crianza en una maternidad un poco variopinta. Con muchos altibajos a causa de lo joven que era cuando tuve a mi primer hijo. Los cuales tuve que sortear día a día aprendiendo a tener mucha paciencia y tenacidad. Sobre todo porque estas cualidades no las tenía con la edad de 17 años. La madurez de la maternidad, he de reconocer que me llegó con el segundo de mis hijos. Con el primero iba un tanto a ciegas, tropezando con cada piedra del camino.
Mi primera maternidad
La vida en aquel entonces era difícil para mi. Salía de una casa familiar disfuncional, con un padre alcohólico y una madre distante. A pesar de ser una buena estudiante, el ejemplo que veía en casa me desmotivó. Así que, tuve a mi primer novio a una edad temprana y me quedé embarazada al poco tiempo de empezar la relación. Con esa edad no razonas lo que pasa a tu alrededor, solamente te dejas llevar por lo que te va llegando. Por eso, cuando di a luz a mi primer hijo, me fui de casa de mis padres y me emancipé. La vida no mejoró, ya que la relación que tenía con el padre de mi hijo era una relación tóxica. Y así pasaron cuatro años, siendo una madre soltera, trabajadora, y llevando la maternidad de la mejor forma que podía. Hasta que conocí a mi actual marido con el que llevo 16 años. En ese instante, no solo mi vida cambió, también la crianza de mi hijo. Yo pasé de no tener el apoyo, que tanta falta me hacía en la maternidad, a tener todo lo que necesitaba. Y mi hijo, de tener un padre alejado de la paternidad, a tener un padrastro que se encargaba de él de la misma forma en la que yo lo hacía.
Mi segunda maternidad
Entonces llegó mi segundo hijo, un bebé que se hizo esperar nada menos que 8 años. Fue un niño muy deseado por todos en la familia. Pero los obstáculos en la maternidad comenzaron a asomar la cabeza. En esta etapa mi hijo mayor estaba en plena crisis de adolescencia. Además, yo intentaba establecer la lactancia materna con el hermano. Una montaña rusa llena de emociones que no me dejaban sentir que era una buena madre. Después del abandono de la lactancia materna al primer mes de vida de mi segundo hijo. Con mucha frustración contenida, me centré en el desbarajuste que presentaba mi hijo mayor. Todavía, aun habiendo pasado ocho años desde el inicio de mi segunda maternidad, siento que podía haber hecho más como madre. No sé, haber tenido más paciencia, o la claridad que tengo ahora con casi 39 años cumplidos.
Mi tercera maternidad
Esta ha sido y será mi maternidad más zen. Lo digo porque con la experiencia de las dos anteriores, he ganado en reflexión, en serenidad y sobre todo en decisión. Todo ello, supongo que también ha sido porque a mi último hijo lo tuve hace poquito y siento que puedo con todo lo que me echen ahora mismo. El embarazo fue sobre ruedas, el parto fue un parto soñado, y la lactancia materna ha sido todo un éxito. Llevamos con ella 19 meses y esperamos estar hasta dure lo que tenga que durar. No digo que no tenga mis días de desquicie, haberlos los hay, pero los gestiono desde otra perspectiva, con más moderación que antes. Pese a que, en los últimos años mi maternidad estaba más enfocada a la crianza de mis dos hijos menores. El mayor también requería de otro tipo de atenciones más laboriosas. Igualmente la crianza de mis hijos en esta última etapa ha cambiado en cierta medida. Dado que se están produciendo cambios en nuestra familia. Como el nuevo empleo de mi hijo mayor y su independencia. Este hecho hace que nuestra familia esté tambaleándose y los más pequeños de la casa se sientan algo confusos. Tan solo espero y esperamos poder disfrutar de los años de crianza que nos quedan por vivir siendo fiel a nuestros valores. La crianza desde el respeto y con cariño.