La salud bucodental es propicia para los bulos, mitos y falsas creencias, algunas de las cuales, como explica Lidia Almansa, auxiliar de odontología, experta en higiene dental y autora del blog Una madre en el dentista, se han convertido ya en verdades absolutas que nadie cuestiona, algo que considera “cuanto menos peligroso”.
La explicación, en parte, podríamos encontrarla en la mala información sobre salud bucodental que tiene la población española. Para Almansa “falta mucha información, empezando por la básica”, algo a lo que en su opinión contribuye el hecho de que no estemos acostumbrados a buscar esa información en fuentes fiables, sino que “vamos leyendo allí donde más nos convenga, donde se diga lo que nos interese”.
Fruto de esta incultura dental se viralizan con la rapidez de la pólvora los mitos que de forma esporádica saltan a la actualidad informativa y contra los que la auxiliar de odontología reconoce que “es difícil luchar”: “vivimos en una sociedad donde nos gusta el “cuñadismo” y en la que todos somos, además de expertos en todo, de dedo fácil para compartir, retuitear y whasappear sin importarnos incluso si lo que se está difundiendo es una barbaridad o no”.
“Cazar” esos bulos es el trabajo de divulgadores como Lidia, que han encontrado en #SaludSinBulos, una iniciativa de la Asociación de Investigadores en eSalud (AIES), una plataforma necesaria para gritar “¡Alto! ¡Esto es mentira y te lo demuestro con fuentes fiables!”.
Un ejemplo de ello es el bulo reciente generado en torno a las golosinas Dipper y según el cual éstas tenían en su composición un ácido que se comía los dientes. Sin embargo, como explica la experta, el Dipper no deja de ser como cualquier otra golosina: “una fuente de azúcar que hace que las bacterias de nuestra boca generen ácidos que debilitan el esmalte ocasionando la caries”. Otro mito reciente que recuerda Almansa es el del blanqueamiento de dientes con carbón activo: “Algunas influencers hasta mostraban sus bocas y dientes negros al cepillarse con carbón activo cuando éste, de hecho, puede incluso teñir de amarillo los empastes y erosionar el esmalte llegando a dejar a la dentina expuesta”.
Con la maternidad y la infancia hemos topado
El embarazo, la maternidad y la salud infantil son una fuente inagotable de mitos. No podían faltar, por supuesto, los que surgen de su interacción con la salud bucodental.
Para Lidia Almansa, en lo relativo al embarazo, el más conocido es aquel que dice que cada gestación “cuesta un diente”. A la par con este estarían, según la divulgadora, aquellos que afirman que estando embarazada no se puede ir al dentista o que el sangrado de encías es normal durante la gestación. Una vez el niño ha nacido, y sobre todo si la madre opta por la lactancia materna como método de alimentación del bebé, otro mito generalizado es el que dice que el bebé, al mamar, chupa el calcio de la madre. “Todos son falsos, ni el bebé te chupa el calcio de los dientes ni está prohibido ir al dentista estando embarazada, al contrario”, explica.
En lo referente a los niños, que “se llevan la palma con los mitos de la salud bucodental”, Lidia Almansa destaca los que aseguran que no es necesario cepillar los dientes de los pequeños hasta que no les salgan los dientes definitivos o que las caries en los dientes de leche no es necesario tratarlas”. Pero, sobre todo, la auxiliar de odontología destaca todos aquellos relacionados con la salida de los primeros dientes. “Si tiene fiebre es que está con los dientes, si babea mucho es que está con los dientes, si no puede dormir es que está con los dientes, si tiene el culete irritado es que está con los dientes… Al final resulta más sencillo “culpar” a los dientes de ciertos cambios y síntomas en los bebés en vez de asumir que cuando crecen van sucediendo cambios que no tienen nada que ver con otros procesos”.
En ese sentido, por último, Almansa señala también el mito de masajear las encías de los bebés con apiretal para aliviar los dolores de la dentición: “Este bulo es difícil de hacer ver que es perjudicial porque a muchas madres y padres ha sido su propia pediatra la que le ha recomendado ese “truco” para el dolor de la salida de los dientes. ¿Y cómo van a dudar de lo que les dice su pediatra?”.