Dolor crónico y relaciones sexuales

Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) el dolor es una experiencia angustiosa asociada a daño tisular real o potencial, con componentes emocionales, sensoriales, cognitivos y sociales.

Se trata de una sensación subjetiva y una experiencia individual muy real, aunque no exista una lesión subyacente que pueda justificarla a criterio profesional y afecta a todas las esferas de la vida. Cuando el dolor se transforma en crónico, esto es, cuando tras tres meses de dolor referido no se ha conseguido controlar, afecta de manera permanente a todos los aspectos de la vida, al funcionamiento diario, las emociones, el entorno laboral, familiar y social…pero también al mantenimiento de una vida sexual saludable.

¿Qué sucede con la sexualidad cuando la persona padece dolor crónico?

En el marco de la XXI Semana de la Ciencia y la Innovación de Madrid, desde el grupo de trabajo de Psicología del Dolor del Colegio oficial de la Psicología se organizó el taller «Iluminando las 50 sombras del sexo en dolor crónico». El objetivo: desmontar falsos mitos con relación a la sexualidad y el dolor crónico, proponiendo pautas para ayudar a mejorar la vida afectiva y sexual de las personas que padecen dolor.

.Abrazo intenso entre dos personas

 

¿QUÉ SUCEDE CON LA SEXUALIDAD CUANDO APARECE EL DOLOR CRÓNICO?

 

El término Sexualidad hace referencia, según la OMS (Organización Mundial de la Salud), a una “dimensión fundamental del ser humano”. Sería el resultado de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y espirituales y determina cuatro aspectos fundamentales:

  • La reproductividad, y no solo reproducción, porque lo que los seres humanos siempre tenemos es la potencialidad; ya que a veces no llega a desarrollarse bien por enfermedad, por decisión personal o porque no es congruente con el estilo de vida que llevamos a cabo.
  • El género: Los seres humanos precisamos de intercambio genético a través de los espermatozoides y los óvulos para reproducirnos. Es decir, nuestra especie es sexualmente dimorfa; tiene dos formas: mujeres y hombres. La concepción de ser hombre o mujer no solo tiene que ver con factores biológicos, sino que también está muy influida por la cultura y el modo de vida del contexto en el que nos desenvolvamos.
  • Amor, vínculo afectivo que favorece la plenitud de vida tanto del amante como del ser amado.
  • El erotismo, es decir, la potencialidad que tenemos de experimentar placer sexual. En condiciones favorables se desarrolla positivamente y las personas pueden disfrutar de su sexualidad. Ahora bien exosten una serie de factores que pueden interferir como La represión, las inseguridades que genera la falta de información y educación sexual a visión negativa, y también a nivel biológico cuando existen problemas a nivel fisiológico en los mecanisos implicados en la sexualidad.  En esta afectación el dolor crónico tiene mucho que decir…

 

En el ideario colectivo la sexualidad se asocia con la salud, la belleza y la juventud. No tenemos en cuenta la vejez, ni a las personas con enfermedad crónica y que pueden necesitar desarrollar esas relaciones sexuales.

Evidentemente con el dolor cambia la sexualidad. Las personas dejan de ser las mismas, cambian sus hábitos, no pueden hacer las mismas cosas de siempre. Y, si bien se dan muchos problemas similares a las personas que no sienten dolor, hay otros que son intrínsecos a esta condición:

  1. No es lo mismo tener un dolor que no tenerlo.
  2. Encontrar la posición adecuada es un elemento muy específico; es posible que en función de dónde me duela y qué me duela las posturas de antes ahora deban modificarse.
  3. Dentro de la relación de pareja es frecuente que cuando existe dolor crónico unos acaben convirtiéndose en cuidadores, cambiando los roles. Ahora estaría la persona enferma y la persona que cuida y la sexualidad pasaría a un segundo plano dentro de la labor del cuidado.
  4. La presencia de un miedo constante a que el dolor se incremente al practicar sexo, lo que lleva a dejar de hacerlo. Y lo cierto es que no tiene porqué ser así.
  5. El dolor lleva a abandonar determinadas actividades que son reforzantes a nivel personal, lo que lleva a ir desarrollando una menor confianza que afecta a todas las esferas. Así, aparecen preocupaciones recurrentes acerca del rendimiento., «¿y si voy a fallar?¿y si no lo hago bien?» En este punto es importante recordar que el objetivo de una pareja en una relación sexual no es llegar al orgasmo, o el coito, sino disfrutar con la pareja de ese momento de intimidad y confianza.
  6. Aparece la falta de deseo y apetito sexual, algo completamente normal cuando una persona no se encuentra bien; más aún cuando el dolor es intenso y sostenido.

 

¿Qué ocurre en el cerebro de una persona cuando mantiene relaciones sexuales? Son bien conocidos los beneficios que implican: hay un efecto reforzante y energizante debido a la liberación de endorfinas que, además, son analgésicos naturales. También se incrementa la secreción de serotonina, responsable del estado de ánimo haciéndonos sentir mejor. Y precisamente estas sensaciones son estados que las personas con dolor crónico necesitan en su día a día en mayor medida debido a que su situación implica tristeza, desaliento por la desesperación y la impotencia que genera la búsqueda de tratamientos que palíen su malestar y de reforzadores que les permitan una mayor calidad de vida.

La realidad es que la ausencia de relaciones, de una sexualidad activa puede convertirse en un foco de frustración. Por eso es tan importante buscar aquellas actividades que motiven y refuercen a la persona con dolor crónico: permanecer activa, realizar ejercicio -adecuado y pautado-, cuantas más relaciones sociales mantenga….va a afrontar su situación muchísimo mejor, lo que repercute en su día a día.  Puede parecer que frente a una condición tan severa existen otros temas más relevantes de los que preocuparse, pero no podemos disociar la sexualidad de la calidad de vida.

 

Hombre agachado en el suelo

 

REALIDADES Y ALGÚN MITO

 

Las personas que padecen dolor crónico tienen una respuesta sexual idéntica a lo que no. Es cierto. Entonces, ¿por qué no van a disfrutar igual? La única diferencia existente en la respuesta sexual humana se encuentra en si se trata de hombres o mujeres. Por lo demás funciona exactamente igual independientemente de la dolencia. Entonces, ¿qué cambia cuando hay dolor por medio?

Cambia debido a una sere de factores:

-Fármacos: debido a los posibles efectos secundarios como pérdida de deseo sexual, impotencia, alteraciones del estado emocional…

-Cambio de roles: cuando llega el dolor crónico la imagen de uno cambia y esta resulta muy relevante en las fases de deseo y excitación; el verse, además como persona que depende de otra no ayuda.

-Regulación de energía asociada al dolor. Una persona con dolor crónico distribuye la energía de la que dispone cuando se levanta -muchas veces bajo mínimos- en toda una serie de obligaciones en las que la sexualidad no encuentra cabida, no quedando tiempo para otras actividades reforzadoras como el ocio. Esto hace que disminuya la calidad de vida y empeore el ánimo.

-Factores sociales y afectivos. Cuando entra el dolor en una casa entran cambios a nivel personal, familiar porque no todas aceptan tener una situación tan compleja.

-Miedo a no ser atractivo. Físicamente hay dolores que no se notan, pero otros que si pudiendo darse alteraciones en la piel, malformaciones y cicatrices, etc. Identificar estos factores ayuda a atacarlos para que no nos afecten

-Falta de intimidad y confianza. En función de las características de la enfermedad, hay personas que necesitan asistencia profesional y no pueden estar solos con sus parejas, no existiendo la tan necesaria intimidad.

-Hospitalización prolongada. Cuando se producen sucesivas cirugías o ingresos hospitalarios influye no solo en la oportunidad, sino en el agotamiento.

-Dificultades de comunicación. Esto, que suele ser común en las parejas sin dolor crónico, cuando este está presente hace que sea mucho más complejo, ya que las parehas pueden encontrarse hipervigilantes para evitar que el otro sufra, o hacerle daño.

-Rechazo cultural a la enfermedad.

-Otros: factores biológicos, la edad, la movilidad.

 

Espalda recubierta de alambres con pinchos

 

Si una persona con DC practica sexo es seguro que después tendrá más dolor. Este es uno de los mitos más arraigados.

El miedo al movimiento está muy presente en los pacientes con dolor. Si bien en el dolor agudo se mejora cuando el paciente se inmoviliza, en el dolor crónico paas todo lo contrario, siendo contraproducente. El movimiento es bueno, positivo aunque en un primer momento parezca que no.

Existe un temor perpetuado a ese dolor o al posible empeoramiento. Lo que realmente sucede es que cuando existe dolor lps seres humanos tenemos tendencia a reducir el ejercicio y el movimiento. A la larga esto implica debilidad, mayor fatiga y sobrepeso, todos son enemigos número uno de una vida activa en general y de la vida sexual en particular. Resulta necesario romper ese círculo vicioso.

El dolor produce apatía, depresión, anhedonia. Eso hace que se reduzcan las actividades lúdicas, se reducen las endorfinas y nuestra atención se focaliza en el dolor.
Para desmontar ese mito hay que cambiar ese punto de vista y establecer una nueva dinámica; tenemos que movernos porque nos va a hacer estar muchísimo mejor.

 

SI NO ES COMO ANTES, ENTONCES; ¿CÓMO LO HACEMOS?

 

El órgano sexual más importante es el cerebro. Cuando surge una nueva situación como la que nos ocupa la manera de afrontarla es adquirir, buscar nuevas estrategias. Se van a adaptar las actividades a las necesidades específicas de cada persona en ese momento para lograr disfrutar. Es necesario entender que lo que no podemos hacer es eliminar una situación porque no podemos obtener el 100% de la gratificación. La vamos a adaptar para conseguir algo, aunque sea un 50%. vamos a aprender a disfrutar de otra manera.

¿Qué tenemos que hacer para disfrutar de la sexualidad teniendo dolor crónico? ADAPTAR LA SITUACIÓN.

 

dos personas enamoradas

 

¿Cómo podemos hacerlo?

Tener en cuenta el punto de mayor efecto de la medicación para minimizar el dolor y el cansancio.

Utilización de ayudas para la relación: Lubricantes con base acuosa para prevenir la sequedad vaginal; uso de almohadas, cojines, para apoyar determinadas zonas del cuerpo y hacerlo más sencillo; utilización de juguetes sexuales como vibradores que pueden ser de ayuda en caso de limitación el dolor…

Agendar y planificar. Eso implica buscar con premeditación el momento, lugar, la manera en la que vamos a estar más tranquilos, cómodos…

-Participación fundamental de la pareja por lo que la comunicación es esencial. Puede haber personas con dolor crónico que presenten rechazo a su propio cuerpo, hay que trabajar en ello para reavivar la chispa, haciendo uso de la imaginación, de la creatividad, intentando transmitir lo que nos gusta del otro para mejorar su autoestima y hacerle sentir bien.

Definitivamente que sea planificado y no tan espontáneo COMPENSA.

Ahora queda ponerse manos a la obra y superar esas falsas creencias, ¡porque se puede!

 

FUENTES:

-Componentes de la sexualidad. Instituto Espill. Rescatado de https://www.espill.org/componentes-de-la-sexualidad/

-Iluminando las 50 sombras del sexo en el dolor crónico. Colegio oficial de la Psicología Madrid. https://www.youtube.com/watch?v=y5lgCv9KB_E

 

 

Autor entrada: Vanesa Pérez Padilla

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