El pasado 29 de noviembre el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte hacía públicos los resultados del Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias (TIMSS), que cada cuatro años evalúa el rendimiento en estas dos asignaturas de los alumnos de 4º de primaria de medio centenar de países. Aunque sigue por debajo de la media que marcan la OCDE y la Unión Europea, España ha mejorado notablemente su puntuación. El borrón aparece cuando diferenciamos a los alumnos por sexos.
Por Adrián Cordellat y Diana Oliver
En España, la brecha de género comienza a ser palpable desde la infancia. En países como Finlandia, Suecia o Noruega, pero también en otros más inesperados como Bulgaria o Letonia, las chicas sacan mejores resultados que los chicos en Matemáticas. La tendencia general, sin embargo, es la contraria. Lo mismo, salvo en seis países contados, sucede con las Ciencias. Ellos marcan la pauta con ellas pisándoles los talones, aunque aquí las diferencias son menores. Lo que no es tan habitual es que la diferencia de rendimiento sea tan acusada como sucede en nuestro país. En Matemáticas, por ejemplo, la diferencia promedio entre alumnos y alumnas en la OCDE es de 5 puntos. En la UE, de 7. En España, de 12. Sólo Italia y Croacia están peor.
En Ciencias, por su parte, nuestro país está entre los 8 países con más diferencia de conocimientos entre chicos y chicas. En los países de la OCDE y la UE la media es de 2 puntos. En España, de 6. ¿Qué sucede en nuestros hogares y nuestras escuelas? “Nos guste o no España sigue siendo un país bastante machista”, asegura Alba Alonso Feijoo, fundadora del movimiento Realkiddys. No habla la docente de un machismo como el de hace unas décadas, “afortunadamente prácticamente superado”, sino de otro menos visible y más “sutil” que mantiene un orden en el cual el hombre domina sobre la mujer tanto en la esfera pública como en la privada. “Tenemos que ser conscientes de que vivimos en una sociedad que todavía ensalza y premia a la chica por ser guapa y al chico por ser líder, al hombre por ser un buen trabajador y la mujer por ser una buena madre. Los estereotipos de género están en realidad por todas partes pero al no ser conscientes de ellos, no solo los dejamos pasar sino que los fomentamos con nuestras acciones, perpetuando roles de género que no tienen sentido alguno”, explica. Un ejemplo claro lo encuentra Alba en los juguetes relacionados con el mundo de las ciencias, las matemáticas o la tecnología, “que siguen estando dirigidos principalmente hacia los niños”.
Tenemos que ser conscientes de que vivimos en una sociedad que todavía ensalza y premia a la chica por ser guapa y al chico por ser líder.
María Gómez, Directora General de EsCuela CreaCtiva, un proyecto educativo innovador y alternativo en Madrid, coincide en parte con el análisis realizado por Alba: “dentro de los espacios educativos se desarrollan las mismas relaciones de dominación características de las sociedades patriarcales. En concreto en España, la democratización del poder y el abandono de posturas de dominación son tareas que llevan poco tiempo, no más de 50 años que son apenas 2 generaciones”.
Para María, los roles de género “limitan las posibilidades a las personas enmarcándolas coercitivamente y sin permitirlas desarrollarse por sí mismas”. En ese sentido, considera los cuidados “un tema central” al respecto: “Hablar de cuiado es hablar de crianza, de alimentación, de salud, de bienestar, de sostenibilidad…, términos indispensables si queremos la continuación de la especie humana y del resto del planeta. Por eso es tan importante que abordemos la brecha de género, porque a través de esta cuestión podemos resolver muchos de los problemas que tenemos en estos momentos no sólo en nuestra sociedad sino en el mundo entero”.
Un abismo entre España y Europa
Las diferencias en los resultados académicos en Ciencias y en Matemáticas sitúa un abismo entre España y los países de la OCDE y la UE, especialmente con los más desarrollados en materia de igualdad social, en los que la brecha de género es prácticamente inexistente, cuando no favorable a las mujeres. Esto, para la Alba Alonso, se debe a que éstos, especialmente los nórdicos, “hace tiempo que trabajan para que esto no ocurra”. Un trabajo que en palabras de la profesora de lengua inglesa no puede ni debe basarse “en acciones puntuales el 25 de noviembre o el 8 de marzo”, sino que tiene que tener detrás una verdadera política de igualdad “que destierre muchos estereotipos a través del fomento de la conciliación, del valor de la natalidad, y del aprecio del talento de las personas independientemente de su sexo”.
María Gómez señala también a la parte social de este estudio que investiga sobre el ambiente donde se crían estas niñas y niños. En este sentido, según la docente, “hay que decir que si bien sigue existiendo una brecha de género en las edades a las que se ha realizado el estudio, sobre todo esta brecha está en su ambiente: progenitores, familiares, entorno cercano y la sociedad misma”. La responsable de EsCuela CreaCtiva afirma que nuestra sociedad “es todavía joven” comparada con otros países de la UE en términos de Ciencias y Matemáticas y recuerda que para el desarrollo en cualquier área son imprescindibles dos cuestiones: el acceso y la democratización: “Hasta hace bien poco, estas áreas eran relegadas a las élites sociales: clase social alta, género masculino, raza blanca, entorno urbanita, origen y sin ningún tipo de disfunción. Poco a poco y gracias a la democratización de la calidad educativa en los centros públicos, este hecho se ha ido corrigiendo poniéndola más al servicio del talento que del resto de cuestiones. Aunque queda todavía mucho trabajo por hacer”.
Erradicar la brecha de género
Acabar con esta brecha, según la fundadora de Realkiddys, requiere “mucha concienciación, mucho esfuerzo y muchas acciones”; y no tanto fomentar que las chicas escojan estas especialidades, sino plantearse por qué no lo hacen: “Sabemos que no es por capacidades, pues no existe ningún estudio que confirme que ellos son mejores que ellas, es decir, que no se trata de algo innato. ¿Cuál es la causa entonces?”, se pregunta.
Para María Gómez, por su parte, el problema del género “es un problema global que necesita de una solución global” y que requiere de una tarea pedagógica que “va a llevar tiempo y esfuerzo ya que términos como Feminismo, Género o Co-responsabilidad todavía generan alteración cuando se enuncian”. Esta tarea pedagógica, según la Directora General de EsCuela CreaCtiva, no debería ser exclusiva de los centros escolares sino que tiene que ser “transversal y se tiene que dar en todos los espacios y dimensiones sociales”.
El problema del género es un problema global que necesita de una solución global.
Alonso Feijoo, que deja claro que “no se trata de conseguir que las chicas sean mejores que los chicos”, señala a tres factores clave: por un lado a la falta de modelos femeninos, aspecto en el que la solución pasaría por “visibilizar a más mujeres en estos campos de manera normal y habitual (en los medios de comunicación, pero también en el cine, los dibujos, la literatura infantil y los juguetes) para que una chica no sienta que ese terreno no le corresponde simplemente por ser chica”; por otro lado, la falta de confianza en ellas mismas (“El problema con las chicas es que desde el momento en que se consideran peores, sus resultados son efectivamente peores”); por último, en una explicación que ofrece la neurociencia: “Nuestro cerebro se transforma según el entorno que le rodea. Por lo cual esas peores medias o esa falta de interés podría tener algo que ver con cómo nuestro cerebro se va moldeando por las creencias y las decisiones que tomamos”.
Trabajar y entender estos tres aspectos, según Alba Alonso, podría ayudar a que en España se consiguiesen “resultados más justos y mayores oportunidades en estos campos tanto para las mujeres como para los hombres”. “Para mí la pregunta sería ¿qué puede haces hacer tú, es decir cada persona, desde dónde se encuentra aquí y ahora? Sabemos que los cambios no pueden abordarse de manera completa instantáneamente. Por lo tanto, creo que es más viable una transformación diaria y progresiva que un cambio radical. El compromiso personal es donde comienza cualquier transformación social. Y erradicar esta brecha, como otras tantas brechas que nos separan, es un reto social que abordarlo hará que definitivamente nuestro mundo sea mejor”, afirma por último María Gómez, que nos recuerda que como madres y padres o tutores legales tenemos un abanico enorme de posibilidades: “Sois los que más pueden afectar y propiciar este cambio a nivel micro. Pero a nivel macro, no nos olvidemos, serán las instituciones y las políticas”, que también sería necesario que fuesen encaminadas hacia la consecución de estos mismos objetivos.
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