Cuando los desahucios tienen rostro de niño

Aunque no existen cifras oficiales, se estima, según datos de UNICEF, que entre el 70% y el 80% de los desahucios que tienen lugar en España ocurren en familias con menores de edad a cargo. Sin embargo, y a pesar de ello, los niños son la parte más invisibilizada de un drama que supera con creces el medio millón de desalojos desde el inicio de la crisis económica. Ahora la Platafora de Afectados por la Hipoteca (PAH) pone a los menores en el primer plano gracias a su informe ‘Te quedarás en la oscuridad’.

Por Adrián Cordellat

Niños que sueñan con ser ricos, con un mundo sin bancos, sin problemas de dinero y con casas libres de cargas. Niños que temen a los desahucios, a la policía que los ejecuta, las rupturas familiares y la sensación de pérdida y exclusión que acompaña a todo proceso de desahucio. “Me da tristeza perder a mis amigos, me dan ganas de llorar hasta llenar una piscina”, dice uno de los menores que ha participado en el informe ‘Te quedarás en la oscuridad’, elaborado por la PAH junto a Enclave de Evaluación, Qiteria y DD-Infancia.

“Hablamos de procesos muy largos en el tiempo, desde que comienza el deterioro económico hasta que se produce el desahucio pueden pasar años. En todo ese tiempo nosotros hemos detectado el impacto psicológico en los niños, que es brutal. En los más pequeños hay mucha tristeza y mucho miedo. En los adolescentes también hay tristeza, pero sobretodo hay rabia, odio y sentimientos de ira”, explica Marga Rivas, de PAH Madrid y miembro del equipo de investigación del estudio.

Con cada desahucio un proyecto de familia se hunde. Y con él parte de los sueños y del pequeño mundo que da seguridad a un niño. “Nosotros siempre pensamos que esto es similar a un desastre tipo terremoto o tsunami. Curiosamente cuando sucede esto el Estado pone a disposición de las familias una protección. En el caso de los desalojos no existe protección alguna”, reflexiona la portavoz de la PAH.

No hay protección ni existen datos. No se sabe a ciencia cierta cuántas familias con hijos menores a cargo se han visto afectadas por un desahucio. UNICEF estima que entre el 70% y el 80% de los desalojos tiene algún rostro de niño, pero no hay datos oficiales, contribuyendo a la invisibilidad de una realidad dura y traumática como pocas. Desde la PAH también hacen autocrítica en ese sentido: “Incluso en la PAH siempre hemos mantenido a los niños un poco en la distancia, porque pensábamos que así sufrían menos, pero a raíz de este estudio nos hemos dado cuenta de que es todo lo contrario: que los niños deben participar y saber lo que está ocurriendo dentro de su familia porque sufren menos”.

La socialización del silencio

En el informe ‘Te quedarás en la oscuridad’ se pone en liza un concepto muy interesante: la socialización del silencio. Hace referencia a ese “pacto no escrito” entre hijos y padres para evitar hablar del proceso de desahucio en el que se encuentran. Los padres quieren proteger a sus hijos. Los hijos prefieren no hurgar en la herida por la que sangran sus padres, en parte porque a menudo saben que pasa algo, pero no entienden el qué. “Los niños realmente se dan cuenta de todo, pero no saben exactamente qué es lo que pasa. Ven a su papá y a su mamá discutir, sienten la tensión, pero no saben por qué y tienden a culpabilizarse”, cuenta Marga Rivas.

La hija de Elena tenía 7 años cuando sus padres se encontraban en pleno proceso de desahucio. Conoció la situación y no dudó en ser parte de la solución. Cogió unos folios, se los llevó al colegio y empezó a recoger firmas. Sus amigas le ayudaron en la tarea. En total sumó 120 firmas en seis folios repletos. “Yo la veía que se sentía muy orgullosa”, cuenta su madre. “Si un niño conoce la situación le podemos explicar dependiendo de su nivel de edad lo que está ocurriendo, que hay dificultades económicas, pero que todo tiene solución. Si ellos participan de esa posible solución se sienten mucho mejor. Igual que los adultos cuando llegamos a la PAH nos empoderamos y nos apoyamos mutuamente, los niños también necesitan ese apoyo”, argumenta Marga.

Cuando la realidad se les oculta, no hay forma de que esos niños saquen lo que llevan dentro “y eso puede acabar en autolesiones, pero también en intentos de suicidio” como los que han vivido en la PAH. Por eso desde la plataforma consideran tan importante dar luz a esta problemática, visibilizar a los niños, abrir canales para que estos opinen y participen, exigir la intervención de más agentes sociales en todos estos procesos de desahucio que velen por las familias y los menores: “Los jueces deberían conocer las circunstancias de las familias; la fiscalía del menor debería intervenir, que no lo hace nunca; y los servicios sociales, más allá de amenazar con quitar custodias, también deberían ayudar a paliar este sufrimiento”.

Un estigma

Denuncian desde la PAH que con los desahucios en España “se está vulnerando” la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas en todo su articulado, pero sobre todo en un aspecto muy importante: aquel que hace referencia “al interés superior del niño, que debe prevalecer por encima de cualquier otro tipo de interés, incluso del privado”. España firmó y ratificó esa convención en 1989. Hoy, en los referente a los desalojos de vivienda, parece papel mojado.

Y eso tiene consecuencias. Porque un desahucio viene precedido de una situación de pobreza y falta de recursos que se extiende en el tiempo: “Los niños empiezan a no podir ir a actividades extraescolares, a cumpleaños de amigos”. Y esta situación se vive en muchas familias como un secreto que no puede contarse de puertas afuera. Otra vez la socialización del silencio. “Para los niños es algo muy perjudicial y traumático, porque encima no pueden contarlo”. Y a ello se suma el estigma de la pobreza, que provoca que muchos de estos niños sufran acoso escolar: “los niños pueden ser tremendamente crueles. En el colegio empiezan a insultarles, a decirles que son pobres, que no tienen casa o que sus padres no pagan. Y todo eso los niños lo sufren mucho”, explica Marga Rivas.

Las consecuencias psicológicas de un desahucio en los niños se transmiten en la escuela. “A la pequeña le afectó mucho en su rendimiento escolar, se levantaba llorando diciendo que no quería ir al cole, estaba muy negativa”, cuenta Antonia, una madre, en el informe de la PAH. “Mis hijas se desmotivaron, empezaron a bajar un montón el rendimiento académico”, rememora Belén. Es una situación generalizada. Como lo son las dolencias físicas: los dolores de cabeza, las migrañas, las contracturas musculares, los dolores de estómago, las autolesiones… Y, sobre todo, las emociones negativas, la tristeza, la rabia, la ira, la desmotivación.

“Es imposible plantear una alternativa política de mejora social sin pensar en los niños y en las familias, sin tomarte muy en serio las tasas de pobreza infantil o las comparativas de políticas públicas en materia de crianza”, nos decía recientemente en una entrevista en Madresfera Magazine Patricia Merino, autora de ‘Maternidad, Igualdad y Fraternidad’. Y según Marga Rivas, no existe esa alternativa. Por eso desde la PAH están pidiendo insistentemente “que se haga un pacto por la infancia, que haya recursos económicos para la infancia”. Y por eso, el pasado viernes, desde la plataforma llevaron a la Asamblea de Madrid las firmas de una Iniciativa Legislativa Popular que clama por una nueva Ley de Vivienda para la comunidad de Madrid “que de aprobarse acabaría con todos estos casos, ya que no se podría desahuciar a ninguna familia sin que haya una alternativa residencial para ella”.

En ello vuelcan ahora sus esfuerzos en un país cuya Constitución, en su artículo 47, afirma que “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”. Un artículo, sin embargo, vacío de significado al no contar con desarrollo legislativo, con una Ley de Vivienda que secunde sus buenos principios. “Mientras que no exista una ley que lo apoye no habrá protección para las familias”.

Mientras llega esa ley, la mirada de la PAH hacia los niños parece haber calado en la clase política. Así al menos lo quieren ver desde la Plataforma. Entregaron en mano el informe al Ministro de Economía, Luis de Guindos. Cuando lo hicieron la Ley de Protección Hipotecaria aprobada en 2013 “solo contemplaba la protección a menores de 3 años”. En la revisión de marzo de 2017, esa protección se ha ampliado hasta los 18 años. Para la portavoz de la PAH “es un pequeño logro”, porque al menos ahora, en cuestión de hipotecas, los niños están protegidos. No así en lo referente a alquileres, donde ahora mismo se están produciendo la mayoría de los desahucios. Desalojos que siguen afectando a niños que crecen soñando con un mundo sin bancos, sin problemas de dinero y con casas libres de cargas.

Autor entrada: Adrián Cordellat

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