Estimados políticos, ya sé que estos días están ustedes muy ocupados, preparando debates y realizando promesas, muchas de ellas caerán en saco roto.
Les oigo y cada uno de ustedes abandera un propósito y a un grupo social, pero siento decirles que ninguno me representa. Casi todos los bandos políticos se acuerdan de las familias, aumentar los beneficios de familia numerosa a aquellas con 2 hijos o monoparentales, equiparar bajas paternal y maternal, y otras propuestas a las que a pesar de tener un hijo no puedo acogerme.
Tengo una pareja, un bebé de pocos meses, pero siento decirles que salvo un milagro no voy a ampliar mi familia. Y no porque no lo desee, porque no puedo permitírmelo. Pertenezco a ese gremio olvidado o invisible de la reproducción asistida. Aquellas personas o parejas cuyo principal deseo es concebir y no pueden por infinidad de razones, y una muy importante es la económica. Cierto que algunos procesos de fertilidad están amparados por la sanidad pública, pero no en todos los casos, agraviado por las extensas listas de espera, dificultan aún más alcanzar el éxito.
Señores políticos, desde mi experiencia, la actualidad económica y social necesita que se recoja en sus propuestas el derecho a concebir: necesitamos aumentar la tasa de natalidad, ayuden a los que quieren pero no pueden. Desconozco la fórmula: subvenciones o beneficios fiscales para aquellas personas que estén inmersos en el difícil, doloroso e ilusionante proceso de la reproducción asistida. Y ya habrán ganado un voto.
Fdo. Una madre anónima